viernes, noviembre 19, 2021

Día mundial de la filosofía 2021

 

¿Estudiar  filosofía? 

Charla  informal  sobre  la posibilidad  de   matricularse  en la  licenciatura  de Filosofía 

Eras  Cervantes  Méndez 

DTI Filosofía, Plantel Carmen  Serdán, IEMS 

Muy buenos días. Estamos  en  el  año  dos de  la pandemia de  Covid-19.  Hoy  tenemos la  posibilidad  de  conectarnos a distancia y  tener  eventos  como  este.  El próximo  jueves estaremos  celebrando  el  día internacional de  la filosofía,  según  la  calendarización  de  la  UNESCO.  Esta charla  está  motivada por dicha celebración. La  Filosofía  es  un  producto humano  que  se  plantea  como  una hazaña  de  la autoconsciencia  y  del  máximo  desarrollo  del pensamiento  de  nuestra especie. Quizás una de las pretensiones  más importantes  es que  la filosofía  no  ha hecho  más  humanos, demasiado  humanos. Cuando  Aristóteles  definió  a  los  seres de  nuestra  especie  lo  hizo  bajo  la premisa  de  que  somos animales  racionales.  Este  filósofo  nunca desligó  la humanidad  de  la animalidad. Somos entes  naturales, dotados de  un  alma, pero  la característica principal de  aquello que  nos  mueve  es  el pensamiento  racional. Para su  época, unos  dos  mil quinientos años  en el pasado, los filósofos  ya habían  hablado  del asombro  como  el  punto  de  partida del filosofar.  Nos  maravillamos frente  a  la naturaleza y  frente  a los productos de  la  cultura  y  nos  preguntamos  el porqué  de  las  cosas.  Ese  Thauma, como  lo designaban  los griegos, nos  dirige  hacia la búsqueda de  la  verdad, desligada de los mitos  y  de  las explicaciones  religiosas.  Queremos  saber qué  hay  detrás del  velo  que  cubre  las cosas.   Sin  embargo,  la filosofía, aunque  surge  en Grecia  y  es  pilar de la civilización  occidental, este  tipo  de reflexión  surgió  en  cada  lugar de la  tierra habitado  por  humanos.  El  Lejano  Oriente,  tiene  sus propios  pensadores  y  su estructura de pensamiento  reflexivo.  La sabiduría  (su búsqueda) no  sólo se  da en  China  o  en  India, también  en las tierras precolombinas,  se  habla  de  una serie  de conceptos  que  reflexionan  sobre  el ser de las  personas y  sobre  el destino  de  todo  lo  que  es. Flor  y Canto  es  la  muy  peculiar  manera en  la  que  los nahuas  resolvieron  esas preguntas  que  conocemos como filosofía. Eso  me recuerda  que  desde muy  joven, tuve  muchas  dudas sobre  cuestiones  que  no  parecían hallar respuestas en  el tipo  de  conocimientos  que  me  ofrecía  la escuela.  ¿Por qué  las cosas  tienen un  nombre?  ¿Cuál es el  origen de la justicia?  ¿Por  qué  la maldad  en el  mundo  no  es  prevenida por un  poder  superior?  ¿Qué hay  después  de  la  muerte?  ¿Por  qué  las  cosas no  son  eternas?  Todas esas  dudas siguieron  por  mucho  tiempo  hasta  que  tuve  acceso a la  clase  de  filosofía  en  la preparatoria.  Pude  ver  que  esas  eran  unas cuantas preguntas  de  muchas  más  que  planteaba  el mundo de  la reflexión  filosófica. Supe  que  quería estudiar  filosofía para responder  un  par de  preguntas  imposibles. La filosofía  es un  saber que  raya en  lo  imposible, saben.  Sus preguntas son  absolutas  y  las respuestas que pretenden, deberían  ser  iguales.  Han  existido  muchos  filósofos con  respuestas  ensayadas que  se acercan mucho al absoluto, pero la multiplicidad de ideas trabajadas en la historia de la humanidad es una prueba de la prometéica tarea de los filósofos. Estudiar filosofía es acercarse más a los misterios de la razón que intentamos resolver. Los filósofos encontraron ciertos secretos. Los quisieron compartir. Se formaron escuelas. Se formaron filósofos que continuaron investigando. Se criticó la realidad, el saber aceptado y las ideas diferentes a lo que se ha pensado. Se vuelve tradición, se vuelve dogma, se instituye, se profesa y se vuelve un monolito incuestionable. Nosotros, los filósofos no podemos quedarnos con una verdad inmóvil, estamos obligados por el pensamiento a cuestionar, a debatir, a discutir a ejercer un pensamiento crítico y una vigilancia epistemológica radical. Estamos en medio de una batalla entre la filosofía y una forma superficial de entender la vida en la que no se requiere del pensar. Es imperativo seguir filosofando y promoviendo el pensamiento, el análisis, la reflexión, la crítica y la búsqueda de juicios verdaderos sobre la vida, la realidad y uno mismo. Estudiar filosofía no es sólo estudiar la historia de la filosofía, cosa que es muy importante para saber qué es lo que se ha pensado y no creer que descubrimos el hilo negro. Estudiar filosofía es adentrarse en una búsqueda interminable. Es centrarse y concentrarse. Es situarse en su aquí y ahora para explicarse a sí mismo y la realidad. Es buscar los porqués y los a dónde. Es seguir con la duda como principio, la crítica como herramienta y un método que nos lleve cerca de las respuestas. Un sueño de juventud era ser escritor. La filosofía me proveería de las temáticas para poder escribir. Lo he hecho de maneras extrañas. La música y los comics. El camino por el que me llevó la filosofía fue en un primer momento hacia la política. Pero después me fui acercando a la reflexión sobre la cultura y de esta hacia las cuestiones de la estética y el arte. Estudié Filosofía en la entonces ENEP Acatlán de la UNAM, hoy Facultad de Estudios Profesionales. Fueron 8 semestres de uno de los mejores momentos de mi vida. En aquel momento éramos sólo un grupo matutino de filosofía por generación. Entramos unos 45 estudiantes, terminamos unos 10. ¿Qué impide el avance de los estudiantes? Tengo algunas ideas, pero hace no mucho platiqué con uno de mis antiguos profesores y me contó que ya eran dos salones en el turno matutino y uno en el vespertino por generación. A pesar de la continua campaña por desaparecerla, cada vez más personas se aventuran a estudiarla. Acatlán tiene un alto número de profesores con posgrado. Cuatro áreas de especialización Filosofía Política, Filosofía de la Ciencia, Filosofía de la Cultura y Teoría Filosóficas. Yo estudié dos de las preespecialidades, e hice mi servicio social en el área de docencia. Estuve estudiando cuestiones pedagógicas aún antes de salir de la licenciatura. Participé como adjunto de uno de los profesores del campus. Ingresé a un par de seminarios de investigación como becario. Ahí fue donde aprendí ese doble camino de la práctica filosofía que radica en la Docencia y la Investigación. Desde esos tiempos sabía que quería ser docente y que el valor del conocimiento está en la posibilidad de compartirlo. Estudié con ahínco a Platón a Descartes a Kant a Marx a Nietzsche a Heidegger a Bataille a Camus a Gadamer y eso me llevó a la literatura. Leer tragedias, poesía, gestas y sagas para comprender lo que éstas tienen que enseñarnos bajo el método filosófico de la hermenéutica.  Agradezco infinitamente a mis maestras y profesores que apoyaron mi formación. Cada uno de ellos ocupa un lugar muy especial en mi mente, mi corazón y mi espíritu. Me he situado en la época que me tocó vivir. La Posmodernidad. Me doy cuenta que no es fácil la filosofía en esta época. Parece una literatura demasiado aburrida. Un pasatiempo para quien no necesita de los objetos de consumo. Pero estoy seguro que la filosofía es una razón suficiente para vivir. Estos tiempos, de cualquier manera te exigen dedicarte a más de una cosa. Y a expandir tu propio horizonte. Cada filosofía es un camino diferente. Cada filósofo la entiende de una forma. Cada filosofar es personal. 

Carpe Diem, Sapere Aude, memento mori, panta rei kai ouden menei, gnothi seautón y In cuicatl in yolotl. 


Paz. 


México CDMX, 16 de noviembre de 2021 

* presentado en el auditorio del Plantel en la muestra profesiográfica organizada por el colega Víctor Coronel.


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